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Bienvenidos a la ciudad de Gualeguay, Entre Ríos |
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LA
CIUDAD |
| Nació
como símbolo de la bravura del hombre frente a la
naturaleza arisca. A golpes de hacha, los futuros pobladores
desbrozaron el monte. Corría el mes de Marzo de 1783
cuando 150 hachazos cortaban, casi al compás, la
tupida vegetación donde se levantaría Gualeguay.
El día 19 se distribuyeron los terrenos. Al día
siguiente, Rocamora fiscalizó la elección
de los miembros del Cabildo. Se decidió que la villa
estaría bajo la protección de San Antonio,
por eso fue llamada San Antonio de Gualeguay.
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| Fundación
de la Villa |
Las
leyes de Indias establecían con precisión
los pasos a seguir para la fundación de villas. Primero
había que limpiar y nivelar el terreno. Una vez realizado
el trabajo (a veces muy difícil, por los montes bravíos
de nuestra provincia), el fundador marcaba los límites
de la plaza, que debía tener cuatro manzanas que
daban a la plaza se reservaban para edificios públicos.
El resto se repartía entre los vecinos. Las viviendas
eran ranchos, con paredes de barro y techo de paja. Con
el fin de evitar los incendios, no podían estar muy
próximos entre si. Más allá de la zona
principal había terrenos para la instalación
de huertas, quintas y chacras. Este sistema de organización
había sido tomado directamente de los antiguos romanos,
que daban a esta división en cuadrícula el
nombre de cardus y decumanus, para indicar los ejes principales
en que se dividía el terreno. |
| Ordenamiento |
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| El
Virrey Vértiz envió al militar criollo Don
Tomás de Rocamora a realizar una gira de inspección
por nuestra provincia, con el encargo de relevar todos los
aspectos de este territorio. De regreso, el informe fue
contundente: había que fundar villas que acabaran
con los asentamientos espontáneos, que eran positivos,
pero desordenados.
Bajo esta acción nacieron las tres villas de Gualeguay,
Concepción del Uruguay y Gualeguaychú. Como
si esto fuera poco, "bautizó" a la provincia
con el nombre que, orgullosamente, sigue llevando: Entre
Ríos.Espías al por mayor: Corría el
año 1783, cuando el Virrey Vértiz, preocupado
por ciertos informes que hablaban de la presencia de espías
portugueses y del espontáneo establecimiento de poblaciones
en nuestra provincia, decidió enviar a Tomás
de Rocamora, un militar criollo, nacido en Nicaragua.
La misión consistía en una exploración
completa, en la cual debían relevarse la geografía,
las posibilidades económicas, los recursos naturales,
y sobre todo ver como se desenvolvía la vida y en
que condiciones estaban los pobladores de los asentamientos
de la Bajada del Paraná y otros pueblos.
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