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Guías Especiales - Leyendas Urbanas
LEYENDAS URBANAS 

El HORNERO

Frente a la entrada de su choza el indio transformaba el barro en hermosas vasijas y pulidos platos. No en vano era el mejor alfarero de su pueblo. Su alegría era grande, al día siguiente iba a casarse con la joven más hermosa de la tribu, también alfarera.
Esa noche, como todas las noches previas a un matrimonio, se reunieron en consejo las familias de los novios con el cacique y el hechicero para la ceremonia de presagios.
El hechicero bailó, como siempre lo hacía, cantó… como siempre lo hacía y luego… arrojó al fuego un puñado de bayas como siempre. Y fue entonces… cuando sucedió lo que nunca ocurría… el fuego se apagó, un viento muy fuerte tiñó con cenizas a los concurrentes y cuando todos miraban horrorizados lo ocurrido, el hechicero presagió grandes desgracias derivadas de aquel matrimonio.
Bajo tal influencia el cacique prohibió su realización.
Los enamorados convinieron fugarse a la selva donde establecerían su hogar.
A la noche siguiente huyeron, pero los indios los persiguieron lanzando flechas con agudas y e envenenadas puntas. Cuenta la vieja leyenda que cuando los jóvenes caían mortalmente heridos, un revuelo de plumas y trinos surgió en el lugar, ambos se transformaron en esas hermosas y simpáticas avecillas que empleando su habilidad para modelar hacen, cantando, su nido de barro y que así nació el hornero, pájaro laborioso de los campos argentinos.


TERMAS DE COPAHUE

Copahue, que significa azufre, era un temido cacique que dominaba algunas tribus del centro y sur Chile. Déspota y sanguinario no tenía piedad para sojuzgar a las tribus vecinas. Tan crueles eran sus ataques que sus adversarios se aliaron con el objeto de terminar con su predominio y lo consiguieron luego de una feroz batalla en Llay-llay (palabra utilizada para imitar el suave murmullo del agua o del viento).
El cuerpo del cruel cacique fue enterrado en la parte más alta de la zona. Y su hijo mayor, tomó el gobierno y para agrupar nuevamente a las tribus; inició el cruce de la cordillera. En la cumbre de una montaña encontró a una hermosa hechicera. Embelesado por la joven, se acercó con un pretexto pero la belleza de la joven hechizó al cacique dominando su voluntad.
- ¿Este pecho fuerte y valeroso, por qué se siente débil en tu presencia? ¿Acaso tu amor lo aprisiona? – preguntó el cacique.
- Vete – dijo la hechicera -, pero lleva este amuleto, aumentará tu valor. Cuando hayas ganado la primera batalla contra los que ataquen tu toldería, vuelve a mí.
Copahue estableció su campamento al pie del cerro. Pronto fue atacado por gran número de enemigos, a los que derrotó. Lo primero que pensó fue en volver a buscar a su joven hechicera y desoyendo los consejos que le daban los ancianos de la tribu, partió a su encuentro.
Al alejarse Copahue, muchos caciques dejaron de reconocerlo como jefe y menos aún a la hechicera a quien llamaban Pirepillán (nieve del diablo). Este fue el inicio de frecuentes luchas entre y festejos de victoria con brebajes preparados por Pirepillán.
Copahue, que era tanto o más cruel y feroz que su padre. Fue finalmente atacado y herido de muerte. Su amada fiel, acompañada por un indio llegó junto al cadáver de éste y juntos lo llevaron a un claro en el bosque. Al amanecer llegó un grupo de de indios leales y creyendo que lo ocurrido, era culpa de los amuletos y hechizos de la joven, la condenaron a morir lanceada, colgada de un árbol.
La desdichada en su agonía llamaba a Copahue, mientras los indígenas cavaban una profunda fosa para enterrarla viva. Al término de su tarea, un baño de agua hirviendo y un intenso aroma a azufre brotó entre los peñascos donde cavaban.
Los indios pensaron en una venganza de Copahue y desde entonces, no se atreven a cruzar por esos valles que llamaron Copahue, sin llevar consigo un "llanalhue", piedra verde, que como todos saben ahuyenta los malos espíritus y se localiza en la montaña.


EL DUENDE

Le llaman “dobente” en la Puna. Es el duende universal en su versión puneña. Creen en él y le temen. Son espíritus de la naturaleza que vagan en todas las soledades campesinas del mundo y que probablemente tenga su origen con la llegada del español. Son lo quiméricos seres nacidos en las fantasías populares de todos los países, que tienen de común entre sí su tamaño liliputiense, su genio travieso, inquieto y juguetón y su constante afición por torturar a los hombres, niños y doncellas, de mil maneras distintas. En la puna se lo identifica desnudo y de no más de 50 centímetros de altura; tiene una mano de hierro y otra de lana y un enorme sobrero de ala ancha, que le cubre por entero desde arriba su pequeño cuerpecito. Duendes buenos, duendes malos. Ni muy buenos ni muy malos. Siempre traviesos. En Jujuy se esconde tras la roca solitaria de la Puna y en las profundidades del manantial. En las selva se los conoce muy poco y en los llanos se los ignora.
Dice la tradición, que siempre es bueno llevar un rosario o un lazo. Sirven para alejarlos. A gente de estas armas llevar, no se atreve el duende sombrerudo.
Cuentan algunos paisanos, que, en ciertas ocasiones le han oído tocar la guitarra en los cerros, de una manera triste, y cantar como lagrimeando.


EL NIÑO DEL CEMENTERIO

Un grupo de adolescentes sufren una extraña aparición en un cementerio. Nunca había creído en los espíritus hasta que, hace un par de meses, fui por la noche con mis amigos al cementerio. Al llegar, nos pusimos a jugar al escondite y me tocó pagarla a mi.
Cuando acabé de contar escuche un ruido en la zona de los nichos mas viejos y fui hacia allí esperando pillar a alguien. Pero no fue así. Al principio no veía nada, aunque poco a poco me fui acostumbrando a la oscuridad, y entonces le vi. Era un crío pequeño que parecía estar muy triste. Yo me quede muy sorprendido. ¿Que hacía ese crío allí? Antes de que pudiera decir algo, el crío se desvaneció en el aire. No me había asustado mas en toda mi vida.
Casi nadie me creyó, pero yo estoy convencido de que aquello fue real. Lo peor fue, que pocos días después, buscando información, leí que veinticinco años antes, y esa misma noche, un niño había muerto en el cementerio en extrañas circunstancias.
Para pensarlo antes de asegurar que no existen los hechos "raros" no?


LA MUJER DEL PASILLO

Esta historia comienza con una pregunta: ¿qué hay después?
Una noche de Halloween, por hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré.
La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras; unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija que mi familia siempre ha tenido guardada, era de mi bisabuela, la cual había muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre había querido conocerla. Mis amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, quería hablar con mi bisabuela. La Sesión comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado, pero ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos. Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse, preguntamos al unísono, quién era, pero no respondió. El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "Estoy yendo por ustedes". Llamaron a la puerta, pero nadie se atrevió a abrirla, oímos la voz de quien llamaba, era una mujer, estaba en el pasillo, gritaba por entrar a mi habitación, el cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo. La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla. La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados. Entonces me di cuenta, era mi bisabuela, algo me lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía. Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios, nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no nos acercáramos, nos quedamos de piedra. La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Se lo advertí, y no me hicieron caso, ahora morirán!". Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos mataría, intentamos abrir la puerta pero no pudimos, los gritos volvieron a cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla.
Escribo mi historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, pues acabo de salir de la cárcel, culpado por el asesinato de mis amigos, los cuales encontré muertos cuando conseguí abrir la puerta de mi habitación.


EL HOMBRE DE NEGRO

Un grupo de jóvenes reunidos de noche reciben la visita un simpático amigo y como siempre, allí estábamos los de siempre, haciendo lo de siempre. Sentados en la oscuridad, alejados de todo aquel que solo quería imponernos algo. Todos hablábamos, reíamos, bebíamos y todas esas cosas que haces con los amigos.
Cuando mejor lo pasábamos, Carol, mi mejor amiga empezó a llorar mientras gritaba que en el fondo en la oscuridad había alguien que vestía de negro y estaba tan pálido (o al menos eso vio) que parecía un muerto. Todos comenzamos a reírnos y le dijimos que dejara de beber. Ella insistió.
Dos de los chicos que estaban con nosotras se ofrecieron a acompañarla hasta el sitio para que se convenciera de que allí no había nada ni nadie. Al final fuimos todos. Llegamos, miramos por todas partes y, como habíamos pensado, no había nada; mejor dicho, nadie.
A Carolina se le pasó el susto. Volvimos a crear el ambiente que teníamos, cuando vi algo: era ese hombre, el de negro. Me entró tal miedo que comencé a gritar. Los chicos pusieron cara de mosqueo y nos empezaron a decir que la broma había estado muy bien pero que paráramos, que se estaba haciendo pesada. Nosotras no dejábamos de decir que aquello no era una broma, que habíamos visto a aquel hombre o lo que fuese. Después de un rato decidimos quedarnos allí un poco mas, pero esta vez cambiamos los sitios. Cuando mas a gusto estábamos, uno de los chicos, Juan, le dijo a otro que mirase al fondo. Este se levanto y dijo gritando ¡¡¡¡CORRAN!!!!
No tuve tiempo a girarme y mirar, pero se lo que vieron. ¡¡¡SI!!! Se que habíamos bebido, y también se que cuando se bebe se puede llegar a ver cosas que en realidad no están pasando pero en este caso lo vimos cuatro personas. No volvimos a aquel sitio nunca mas.


LAURA Y LAS AGUJAS DE PUNTO

Un hombre que ha perdido a su mujer en un accidente de tráfico recibirá una insospechada visita.
Hola, me llamo Javier y hace tres meses que perdí a mi esposa Laura en un accidente de automóvil. Desde ese día no la he podido olvidar. Todavía recuerdo su precioso pelo largo, su aroma fresco y natural, sus preciosos ojos azules, pero sobre todo lo que no he podido olvidar es su preciosa sonrisa. Todo este tiempo no he dejado de llevarle un ramo de rosas rojas a su tumba, sus flores favoritas. Y no he dejado de pedirle que regrese a mi lado...
En el reloj de pared sonaron las doce de la medianoche y Javier se dispuso a acostarse. En ese instante sonaron unos golpes en la puerta.¿Quien podía ser a esas horas?.Y además Javier no esperaba ninguna visita.
Abrió la puerta y en su cara se dibujó un gesto de estupor. Al otro lado, en el frío de la noche estaba su esposa Laura; no podía ser, pero era ella, mucho más demacrada, pero era Laura. Javier se dispuso a abrazarla y en ese momento, de la boca de Laura salieron estas palabras:
"No me toques, no se te ocurra tocarme. Si he venido ha sido solamente porque tú me lo has pedido". Laura entró en la casa y se sentó en su sillón favorito, y pidió a Javier: "Tráeme un ovillo de lana y las agujas de hacer punto".
Javier entró en la habitación y volvió con las cosas que le había pedido su esposa. Cuando Laura las cogió en sus manos, comenzó a hacer punto frenéticamente; parecía un autómata. Javier se quedó absorto mirándola, y no se dio cuenta de algo que se movía en uno de los ojos de Laura; ¡Era un gusano!. Además tampoco se apercibió de que un trozo de piel de la mejilla de Laura había caído al suelo, y se podía ver el hueso. Javier estaba cansado .Preguntó a Laura si quería acostarse, ésta negó con la cabeza. Javier se acostó. Despertó a las cinco de la madrugada. Se acercó al sillón y allí estaba Laura, haciendo punto. Parecía algo demoníaco y Javier se abalanzó para quitarle las agujas, y entonces....
A las nueve de la mañana entró en la casa la señora de la limpieza. Y la escena que vio en el comedor no la olvidaría nunca.
En el suelo, en medio de un gran charco de sangre estaba el cuerpo inerte de Javier con el cuello atravesado por dos agujas de punto.
Y en el sillón estaba su esposa Laura....


LA AMIGA MUERTA

La protagonista de la historia narra los problemas familiares y la trágica muerte de una amiga suya.
Éramos un grupo de siete chicas, que nos reuníamos los fines de semana, algunas tardes entre semana y pasábamos los veranos juntas. Una de nosotras trabajaba en una cervecería, por lo que era allí donde nos reuníamos. Esta chica tenía muchos problemas en casa, un padre alcohólico, una madre que no le hacía ni puñetero caso... Salíamos ella y yo de marcha solas un par de veces y una de esas veces, cuando la dejaba a las siete de la mañana en la puerta de su casa, su padre entraba también con una tajada como un piano. Una vez me dijo: Si yo faltara, el se moriría...(Era ella la única de la familia que se preocupaba de recogerle de los bares cuando ya no podía más y se encontraba tirado).
El caso es que no la vi en unos días. Una tarde de verano me preguntaron que hacía cuanto que no la veía y me dijeron que había tenido un accidente. Yo -ingenua de mí- me fui a su casa pensando en un accidente de moto y en ir a verla al hospital, cuando me enteré de que había sufrido una bajada de tensión y se había ahogado en una piscina porque nadie se había dado cuenta a tiempo...
No sé que me pasó que mientras el resto de la gente se hundió a mi alrededor, yo saqué fuerzas no sé de donde, y primero reconocí el cadáver (que no me asustó ni impresionó lo más mínimo, cuando yo siempre había pensado que pasaría lo contrario si tuviese que verme en esas circunstancias) y además aún tuve fuerzas para arreglar todo el papeleo del entierro y organizar la parte "social" del macabro acto que es enterrar a la gente que quieres.
Todo aquella marabunta pasó, el dolor se agudizó conforme se fue calmando el ambiente y pasaron los días y yo... me sentí de pronto fatal (una reacción tardía pero no por eso menos traumática). Los meses siguientes me pasó que más de una vez yendo en mi coche sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo y notaba una presencia en el asiento trasero que me hacía mirar por el retrovisor para comprobar que ella no estaba allí... Siempre coincidía aquella sensación de miedo y frío con una canción que nos gustaba mucho y que yo aún ponía con asiduidad. Una vez fue tanto el miedo y la sensación que me producía aquella "presencia" que tuve que aparcar en la cuneta y mirar hacia atrás acojonada para convencerme de que no había nadie...
Al cabo de los meses tuve que vender el coche, porque me daba pánico tener un accidente al ir a buscarla en la parte trasera cuando notaba su presencia allí, (si no lo has sentido, no lo entenderás y creerás que el subconsciente me traicionó) pero aquella sensación era tan fuerte y real que una y mil vidas que yo viva juraré que ella estaba allí. Cambié de coche como digo y aquel miedo cesó de repente y los escalofríos también. Ah se me olvidaba! Justo un año después murió su padre... como ella predijo. Recientemente, viendo "sexto sentido" he llorado, de rabia, de dolor, y de nuevo de miedo, porque he pensado que a lo peor mi amiga no sabía que estaba muerta y seguía montándose en mi coche para que la llevase de marcha..

 

 
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